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jueves, 16 de julio de 2015

¿Por qué el cielo es azul ?



“Todas las coloraciones y formas que el cielo nos ofrece, tienen una propiedad común: que no pueden imitarse con los medios humanos. Siempre que se intenta reproducirlas sobre un lienzo, un papel, madera o metal, se fracasa irremediablemente. Son obra de un maestro que dispone de medios verdaderamente "celestiales". Su pincel es la luz solar, y su lienzo es el voluble éter con sus nubes y el finísimo tejido del velo del polvo atmosférico: ningún artista dispone de ellos” (Suero, I, 2000).


El color del cielo es el resultado de la interacción de la Luz del Sol con nuestra atmósfera. Una cantidad de humedad, relativamente pequeña, acompañada de partículas de polvo y de ceniza es suficiente para provocar en el cielo las múltiples manifestaciones de color que vemos a diario.

La luz blanca visible que emite el Sol corresponde solamente a una fracción de todas las ondas que integran el espectro electromagnético y está formada por una gama de colores igual que la de un arcoiris, es decir, rojo, naranja, amarillo, verde, azul, y violeta.

Cuando los rayos solares atraviesan la atmósfera se tienden a dispersar debido a la acción que ejercen sobre los mismos el polvo y las cenizas, así como las gotas de agua suspendidas en forma de aerosol, que desprenden por evaporación los océanos, lagos y ríos.




Los rayos de luz violeta y azul, cuando atraviesan la atmósfera, se desvían en mayor medida, de esa forma, al chocar con las partículas de aire cargadas de humedad, polvo y cenizas, provocan un constante cambio en su trayectoria. Esa desviación o rebote que se produce se denomina “esparcimiento” (Cellone,S, 2010)

Como los rayos de luz azul poseen una longitud de onda más corta que los rojos, tienden a esparcirse cuatro veces más por el espacio. No obstante, aunque la longitud de onda de los rayos violetas es más corta que la de los azules, nuestro sentido de la vista percibe mejor estos últimos. Por esa razón y debido al propio efecto del esparcimiento tenemos la impresión que el color azul del cielo nos llega hasta nuestros ojos desde todos los puntos y no desde un punto fijo, tal como ocurre cuando observamos el Sol.

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